Ha sido un fin de semana realmente intenso. Empiezo a creer en la gente que dice que cuando menos te lo esperes ocurrirán cosas buenas. Últimamente estoy empezando a disfrutar de la vida, a ser feliz y a no rayarme tanto. Sinceramente no sé lo que ahora mismo pasa por mi alocada cabeza pero ¿sabéis qué? Me da exactamente igual porque estoy contenta y confío en mi y es algo que me alegra porque a veces me faltaba esa seguridad. Prometo no rayarme tanto e intentaré no morir el 14 de febrero por taquicardías, aunque eso es cosa de otra persona...
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