Sentido y sensibilidad

Una cosa que siempre me ha caracterizado es que soy muy fuerte ante cada uno de los problemas y dificultades que se han presentado a lo largo de mi corta vida. He tenido que afrontarlos porque no he podido hacer otra cosa si no quería que me arrastrasen con ellos y me alegro. Me alegro de haber tenido el suficiente coraje para no sufrir más de la cuenta en los momentos delicados, de haber mostrado una sonrisa a quién no la merecía, de tener experiencias decepcionantes, porque lo único que han provocado en mi ha sido una fuerza magistral contra todo tipo de males. Pero no solo de fuerza se vive sino también de los miedos de todo tipo y de diferente influencia que han recaído sobre mí. De ahora en adelante se irán disipando a fuerza de voluntad y tesón y serán unos simples recuerdos que olvidaré tarde o temprano. De la lucha diaria se vive y si no luchas por lo que quieres y deseas por miedo a equivocarte siempre tendrás una espinita. Considero que yo siempre he batallado por no guardar ninguna espina en mi corazón pero es realmente difícil hacer todo bien, ser perfecta y afrontarlo todo sin ningún tipo de miedo. Es más fácil renunciar y dejar que esos miedos y esas espinitas se claven sin rasurar el corazón aunque sea cobarde y no se gane esa guerra, pero a veces  es lo único que puedes hacer porque vuelve el temor. Siempre está con nosotros aunque lo despojemos de nuestro lado. Estoy cansada de pelear sin rumbo, viviendo dando tumbos sin de verdad tener un claro objetivo y cuando he creído encontrarlo me he desmoronado o he huido por la culpa de mi enemigo temido... Se acabó. Voy a romper con todos y cada uno de los pensamientos guardados bajo llave y hacer lo que de verdad me apetezca con quien y cuando me apetezca. Voy a vivir al límite entre el bien y el mal sin pensar siempre en los demás. No voy a cambiar mi carácter pero desde luego voy a dedicar más tiempo, pensamientos y deseos en mi persona.

Qué bien sienta desahogarse de vez en cuando.