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martes, 6 de septiembre de 2011

Aburrimiento ocasional:)

  La soledad la consumía por dentro y por fuera. Era difícil pero real, no era producto de su imaginación. Deseaba dormir y despertarse la mañana siguiente como si nada hubiese ocurrido. Quería evitar el dolor de pensar en todos esos momentos tan dulces que había pasado junto a él y ya no se repetirían. Había volado lejos de ella, a su mundo. Las tardes recostados sobre la hierba hablando de los amores inalcanzables, de los posibles pero improbables y sobre todo de la gran amistad que los unía y que no volvería a juntarlos. Demasiadas cosas ocurrieron aquel sábado lluvioso que vaticinaba un atardecer triste, aún así ella se arregló para salir una vez más con su amigo, con aquel chico que la esperaba en aquella calle comercial de la gran ciudad. No apareció. No volvería a ver esos pequeños ojos tan profundos que expresaban miles de cosas, se había ido lejos y jamás regresaría.

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